jueves, 12 de junio de 2008

La sex realidad virtual

El sexo ha sido, además de una necesidad reproductiva, un pasatiempo utilizado por la humanidad desde su comienzo. Hoy, la tecnología permite formas de sexualidad impensables hasta hace pocos años. Si intentamos hacer una síntesis histórica de las maneras de tener sexo, veremos que hasta hace unos 3000 años la humanidad se conformó con penetrar, lamer, besar o ser penetrado, lamido o besado por su(s) pareja(s). Algunos más osados también disfrutaron golpeando o siendo golpeados. Si no había una pareja disponible, la forma de obtener satisfacción sexual era básicamente lo que algunos llaman “hacer justicia por mano propia”, es decir, masturbarse hasta que se calmaran los ánimos. Son prácticamente infinitos los accesorios, generalmente mecánicos, utilizados por la gente en estas prácticas. Millones de dildos y muñecas inflábles de todo tipo se venden al año, en lo que se ha transformado en un excelente mercado y oportunidad de negocio. Si hay algo en lo que la gente usa su imaginación, es en las formas de tener sexo. Si a eso le sumamos la posibilidad de obtener algún dinero con ello, ya tenemos la receta para que cientos de compañías hayan intentado (muchas veces con éxito) imponer algún accesorio basado en la última tecnología disponible para que nuestros orgasmos sean como de cine (¡porno, claro!). Con la llegada de internet y los sistemas de realidad virtual, las posibilidades de tener sexo con una pareja ocasional (o estable, pero que estuviese físicamente en otro lugar) comenzaron a transformarse en realidades. Y no nos estamos refiriendo solo a masturbarse frente a una pantalla de texto donde vía mensajería instantánea le escribimos mensajes calientes a nuestra pareja. Por ejemplo, la emblemática empresa del video porno, Vivid Entertainment Incorporated, fabricó, desde 1999 hasta el 2001, un traje de neopreno negro, en versiones para ambos sexos. Este Sex Suit, como se lo conoce, está equipado con 36 sensores y actuadores distribuidos por su interior. Cada sensor recoge señales de zonas estratégicas del cuerpo (sí, tonto, de “esas” zonas) y las envía al ordenador conectado al traje. Y por supuesto, el ordenador puede enviar órdenes a este traje “hot”, para que mediante pequeñas corrientes los actuadores estimulen nuestros puntos erógenos. Dos personas equipadas con este traje pueden tener relaciones completamente seguras, estando en dos lugares cualquiera del mundo (¡eso si, con una conexión a Internet!). Desafortunadamente, Vivid retiró del mercado este interesante producto por que nunca fue aprobado por la FCC. Quizás estés pensando que hablamos de algo sin futuro, o lejano, como el sexo con robots, pero la realidad es que ya esta aquí. El fenómeno del cibersexo golpea a tu puerta. De hecho, el 75% de los casos de “adicción a internet” son atribuibles a practicas relacionadas con el cibersexo, que abarcan desde pasar horas viendo páginas porno hasta el no poder tener sexo de otra manera que no sea mediante un chat caliente. Y no hablamos de pervertidos. Son gente común, como tú o como yo, que han encontrada una nueva forma de explotar su sexualidad. Les resulta tan satisfactorio como una relación sexual “convencional” (si eso existe), pero sin las pegas del SIDA, violaciones o siquiera tener que perder el tiempo con una charla pre o post coito. Según las estadísticas disponibles, los adictos al cibersexo son mayormente personas de mediana edad, casados, muchas veces con hijos, quienes no tienen otras adicciones. Este “target” es lo que nos da la seguridad de que el futuro nos depara mas inventos como el de Vivid. La gente que cae dentro de este grupo es la que mueve la economía, y si gustan de tener sexo virtual, no duden de que alguna empresa se los va a proporcionar, ganando millones en el proceso. El secreto de la Máquina de Sexo Cibernético perfecta está en el uso de una tecnología que permite explorar todos nuestros sentidos, no solo la vista y el oído como ocurre cuando vemos un video porno. Estamos acostumbrados a tener sexo con todo nuestro cuerpo, involucrando el sentido del tacto, gusto y olfato, además de los mencionados. No basta con un gadget que conecte, vía USB, nuestros genitales con el ordenador para que remotamente nuestra pareja los estimule. Hace falta algo más completo, que abarque el resto del cuerpo. Al fin y al cabo, toda nuestra piel es sensible a las caricias. Esta tecnología no tiene un nombre en español. En ingles se llama “Haptic”, y lo vamos a traducir como “Háptico” por comodidad. Háptico se refiere a todo aquello que tenga que ver con el contacto, haciendo alusión a todo el conjunto de sensaciones no visuales y no auditivas que experimenta un individuo. La sensación del tacto es de las primeras que desarrollamos en el feto, y eso es lo que la hace tan importante en nuestras vidas. E indispensables para tener buen sexo. Algunas voces se alzan contra el sexo virtual, agitando consignas como “el sexo cibernético puede llevarnos a la extinción”. En realidad, la humanidad ha recurrido a la masturbación o la homosexualidad desde sus comienzos y, sin embargo, aquí estamos, por lo que resulta evidente que un cambio en la forma en que lo hacemos no hará que olvidemos el placer de una buena sesión de “sexo tradicional”. Mientras que alguien pone en el mercado la Maquina de Sexo Cibernetico definitiva, seguiremos utilizando lo que esté a nuestro alcance para obtener placer del sexo, llámese dildo, ordenador, realidad virtual, robot o vecino de al lado. De lo que si estamos seguros es que cuando este disponible, en cada hogar habrá una. Tú, ¿te apuntas?

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