El otro día estaba pensando en lo difícil que es comportarse como uno mismo en una sociedad a la que le gusta perpetuar tradiciones y seguir normas estúpidas con la excusa de que es para que tengamos una buena convivencia o dizque por tu propio bien. Deprime pensar cuántas personalidades geniales y genuinas han sido aplastadas y humilladas por sus ideologías al punto de que terminan callando y se convierten en uno más del montón.
El problema de convertirse en uno más es que terminas renunciando a todo lo que verdaderamente te hace feliz; apagas tu chispa interior antes de tiempo. Lo más triste es que mucha gente la apaga inconscientemente desde la infancia, sobre todo cuando le repiten el "compórtate como alguien de tu edad" hasta el cansancio. Tú sabes, porque a los ocho años es imposible que el nene prefiera ver su serie de television favorita a hacer infinidades de tareas domesticas y academicas que tiene y tendrá pendiente por el resto de sus días los próximos veinte años. Definitivamente los extraterrestres tienen que estar envidiando nuestro increíble estilo de vida.
Pero gracias al universo y sus misteriosas leyes hay personas como yo que logran salir ilesos de la destrucción de personalidades y nos aferramos a ella lo más que podamos, consciente de que somos los únicos que tenemos poder en nuestro interior.
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